sábado, 16 de enero de 2021

En cuerpo y alma


 

SOUL, la última propuesta de Pixar, parece (nunca mejor dicho) haber encontrado la nota correcta, la que armoniza todas las partes de un conjunto. La pena es que podría haber sido mucho mejor, porque la misión de SOUL no es otra que la de aplicar y refinar la misma fórmula que ya encontrábamos, por ejemplo, en INSIDE OUT, solo que con menos agudeza e ingenio. Éste se encuentra en sus maravillosos primeros veinte minutos, en los que Pete Docter nos traslada a la magia que hacía de UP una obra maestra del cine mudo, con el añadido de que el jazz será el hilo conductor de esta parábola sobre la conveniencia de perseguir nuestros sueños y propósitos, desde la perspectiva de quien ya no puede realizarlos... ¿o sí? SOUL tiene menos jazz del que debería, y acaba rindiéndose demasiado pronto a un convencionalismo que agrada y conforta, pero no tiene nada que ver con lo que habría podido ser de haberse quedado en un relato más terrenal, en lugar de orgasmar nuestras retinas con ese "más allá", a partir del cual se desata el carrusel de virguerías visuales. Tan sólo por eso merece la pena ver SOUL, que no llega al nivel de las verdaderamente grandes, pero no es un desastre ni mucho menos. Si acaso, una agradable velada de Jueves por la noche, aunque el jazz pugne por salir del standard...
Saludos.

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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!