martes, 15 de septiembre de 2020

Saturno


 

GIGANTES podría haber sido muy grande, gigante si se quiere. La serie ideada por Manuel Gancedo, y en buena medida responsabilidad de Enrique Urbizu, apuntó muy alto en un episodio piloto simplemente antológico, de lo mejor de la historia de la televisión española, aunque sea de pago. Un espejismo a medias. En ese primer episodio (y puede que en algo del segundo), Urbizu vuelve a aliarse con José Coronado, para apuntalar la piedra angular de esta odisea de muerte, poder y familia, sinque ninguno de estos tres elementos pueda despegarse de los otros dos. La historia de los Guerrero, payos que ejercían sobre los gitanos, que encubrían sus "asuntos" bajo un anodino negocio de antigüedades; la historia de Abraham, un lobo, implacable, resumdo en una escena en la que husmea el aire de su barrio solitario, porque siempre se ve amenazado. Y la historia de sus tres hijos, Daniel, Tomás y Clemente, obligados a continuar el negocio, aunque los no pueden ser más diferentes; y en esas diferencias, los Guerrero se separan y unen, se ayudan y despedazan, como animales, bajo la atenta mirada lupina de Abraham, que es Saturno, y que sólo conoce una forma de hacer las cosas. La lástima es que GIGANTES duró una temporada más, y la segunda es otra cosa, inferior, en absoluto horrible, pero que conserva poco de la críptica y brutal mitología que Urbizu pone siempre por encima de las tentaciones del género. Aun así, incluso pareciendo dos cosas distintas, la serie de Movistar+ debería significar un punto de partida, o una cierta tendencia. A los que tanto desconfiamos de las series, por supuesto, siempre nos quedará ese gigante llamado Enrique Urbizu...

Saludos.

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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!