sábado, 30 de junio de 2018

Esas metáforas sobre la inmadurez...



En fin, ilustremos este fresquito último día de Junio con una de las últimas novedades que han aparecido sin pedir permiso. Como los zombis que, de golpe y porrazo, inundan las calles de París, el guion de LA NUIT A DÉVORÉ LE MONDE irrumpe a trompicones, con la insolencia de los primeros trabajos y el bagaje de la desmesurada cantidad de títulos similares que surgen cada temporada. Más que una película de terror, parece una especie de metáfora sobre el desconcertado treintañero de clase media en Europa; muy cosmopolita, muy engreído, muy ensimismado, pero también incapaz de convertir en actos provechosos (o cuanto menos empáticos) la facilidad que tiene para establecer relaciones sociales ¿Que qué tiene que ver todo esto con una peli de zombis?... Correcto, nada. Pero es la única conclusión medianamente elaborada que he sido capaz de extraer de su monocorde transcurrir, básicamente la observación de un tipo que se queda dormido en una habitación del piso donde su ex da una fiesta, y adonde ha ido a recoger sus cosas, sólo para descubrir al día siguiente que todo el mundo se ha convertido, vaya usted a saber cómo ni por qué, en una horda sedienta de sangre (esto también lo suponemos, claro). Más bien parece un extraño disloque entre lo mumblecore y lo bitacorizado en festivalillos de por ahí; yo, a su primerizo director le encuentro cosas muy interesantes, pero que va a tener que desarrollar muy concienzudamente también. Por ejemplo, es maravilloso poder volver a ver al gran Denis Lavant en pantalla, pero sus infinitas posibilidades gestuales están aquí, efectivamene, zombificadas.
Curiosa, sobre todo.
Saludos.

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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!