sábado, 2 de junio de 2018

Aquel tiempo naranja



Todo nos pasa a todos, todo el tiempo. Pero siempre pensamos que ni somos todos, ni nos pasa todo, y mucho menos nos pasa todo el tiempo. LA RECONQUISTA es la última película de Jonás Trueba, y es un difícil equilibrio por aunar ligereza y trascendencia sin caer en el babeo pretencioso; pero además es un loable intento por conjugar una gigantesca elipsis ahí donde parece que nadie puede verla. No es normal en el cine español, cargado casi siempre de sentencias donde bastaría con frases leves; como no es normal centrar una parte (la primera) en el encuentro entre dos treintañeros que estuvieron enamorados con 15 años, su noche de restaurantes chinos, locales de madrugada y confidencias sin más importancia, aunque para ellos sea lo más importane. Como no es normal el breve remanso central, en el que el joven vuelve al piso donde vive con su pareja y le cuenta su noche justo antes de quedarse dormido. Y quizá el inesperado y hermosísimo segmento final tan sólo pertenezca a ese sueño cansado de quien intenta dormir por la mañana, porque Trueba nos emplaza sin pedirnos permiso hasta ese tiempo adolescente, de tonos pastel, donde el amor es puro porque, al no conocerse aún, se tiene que inventar e interpretar como mejor se pueda. Yo, qué quieren que les diga, llevarnos hasta esa región mágica y mítica es un regalo que los buenos cinastas nos hacen de vez en cuando a los espectadores agradecidos. Lamentablemente, aquí parece que esa es la norma.
Una magnífica, reconfortante, limpia y jovialmene poética película. Todos seremos un poco mejores y más felices después de verla.
Saludos.

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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!