lunes, 11 de junio de 2018

El difícil arte de la alegoría



Con pocas esperanzas de que se pueda ver en pantalla grande en nuestro país, llega la (una más) decepcionante adaptación que el debutante Anders Walter ha realizado de la exquisita novela gráfica de Joe Kelly. Hace poco menos de diez años, Kelly y el dibujante Ken Niimura pusieron de acuerdo a críticos y aficionados, con una espeluznante, divertida, sarcástica y muy lúcida visión del rico mundo interior de una joven, que escapa de una realidad que no le concierne mediante arcaicos juegos de rol, en los que se convierte en una poderosa matagigantes. Lo verdaderamente complicado de la apuesta es conciliar el lado fantástico con el real, y ofrecer una imagen del paso a la madurez de una adoescente que se niega a ser una alienada más, mientras se describen sus fascinantes conjuros y pócimas, con los que pretende luchar nada menos que contra gigantes y titanes. Sin embargo, pese a su brilantez técnica, I KILL GIANTS no logra rebasar esa fina barrera conceptual, la que se inviste de la alegoría generacional para hacernos cómplices de toda una batalla mitológica. Lo que el cómic lograba sin esfuerzo, al film le cuesta horrores (y una considerable merma de su sentido del humor) poner en imágenes; curiosamente, son los efectos digitales los que consiguen tener más sensibilidad y elevar un tono general tan plúmbeo como previsible.
Sólo para incondicionales del cómic.
Saludos.

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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!