sábado, 6 de junio de 2015

Piscinas abandonadas



La película de la que todo el mundo hablaba en aquel Cannes'77 no era europea, sino americana, y sin embargo 3 WOMEN parece más europea que americana, aunque vista detenidamente ahora, 38 años después, uno rastrea a los últimos renovadores del cine americano en esta extrañísima fantasmagoría de Robert Altman. Esta es, totalmente, una película para pensar en ella, sobre ella; yo pensé que debe haber apenas una quincena de películas con la capacidad de descolocar a cualquiera, dejarle con algunos de sus esquemas inservibles y lograr algo muy complicado, que es redefinir su concepto de lenguaje cinematográfico. Porque, aunque toda la narrativa de Altman parece lúcida y transparente, hay una bruma en cada palabra, cada gesto, como si todos los personajes desearan ocultar algo más que mostrarlo. Parece una ensoñación, una pesadilla que a cada uno le tiene reservada su cuota de crueldad; a una la indiferencia general hacia su persona, simplemente como si no existiera; a otra la asunción de su insignificancia, precisamente por admirar obsesivamente a este fantasma de carne y hueso; la última, por tener que soportar la maldición de un hombre zafio y vulgar, que no sólo la engaña constantemente, sino que es ajeno a sus asombrosas cualidades artísticas. 3 WOMEN habla de lo solos que estamos, de lo difícil que es relacionarse con el otro, aceptarlo tal como es sin perder nuestra propia identidad; precisamente, esa pérdida de identidad se hace patente en el tremebundo tramo final, cuando el típico bloque de apartamentos californiano con piscina se convierta en una especie de vertedero humano, donde van a parar quienes no poseen nada ni nadie. Es en ese reverso tenebroso del sueño americano donde Altman se encuentra más cómodo, estirando las situaciones hasta la incomodidad consciente y apurando el talento de unas actrices en perpetuo estado de gracia, especialmente una estupenda Shelley Duvall y Sissy Spacek, si cabe, aún más terrorífica que en CARRIE. No sólo me atrevo a afirmar que en nada ha quedado antigua, sino que sus imágenes parecen provenir de algún futuro indeterminado y al que difícilmente podremos llegar desde este presente tan poco dado a apostar fuerte. Apostemos pues.
Saludos.

2 comentarios:

ricard dijo...

Me gustaría volver a verla. En la época de su estreno me pareció una obra maestra.

dvd dijo...

Es una película atemporal, sin género, anticlimática y hasta un poco antipática de ver, pero sus imágenes se quedan grabadas durante mucho tiempo y no puedes quitártela de la cabeza. Incluso el final, que parece incongruente, es de una personalidad arrolladora. A mí me recuerda mucho a los mejores trabajos de Paul Thomas Anderson, THE MASTER, sobre todo... ¿Obra maestra?... Sí, por supuesto...

... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!