domingo, 29 de marzo de 2015

Rincón del freak #190: De Brooklyn al Caribe. Viaje gusanero



La total falta de prejuicios llevó a Lucio Fulci a imaginar una invasión zombi a Nueva York utilizando tres planos de un barquito velero a la deriva bajo el puente y otro en el mismo puente (una parte que se adivina apartada, porque los coches van por debajo), con diez o doce actores de espaldas y con ropas raídas, caminando como la procesión del Santo Entierro (y aprovecho para meter la cuñita semanasantera). Porque sí, porque ZOMBI 2, que también se llamó ZOMBIE (sí, con "E"), y que aquí arrasó en aquellas antañosas taquillas con la más solemne nomenclatura NUEVA YORK BAJO EL TERROR DE LOS ZOMBIES, recaudó lo suyo a base de expandir el discurso sin miramientos, sabiendo que lo que pase, aunque sea chorrica, siempre será mejor recibido si salen las barras y estrellas (que es lo que le pasa a Bayona y Amenábar, con más glamour). Pero a lo que vamos, porque aunque la película sea infecta, no puedo dejar pasar la oportunidad de señalar dos momentos míticos del celuloide mascachapas. Y ustedes se preguntarán "¿Pero cómo diablos lo mejor de una peli barata de zombis sucede en alta mar?". Pues atentos. Busquen si no el impagable corte en el que la actriz Auretta Gay, de camino a una isla caribeña, donde se supone que van a desentrañar el misterio de los muertos vivientes, decide quedarse literalmente en bolas, ponerse sobre su cuerpo serrano un equipo de buceo y bajar a las profundidades a... a... ¡Yo qué sé!... Aunque lo mejor viene sólo un poco después, cuando la beldad se vea asaltada por un infame tiburón... Y que resulta que el escualo no es lo peor, sino... ¡un zombi acuático!... ¡Sí, debajo del agua!... ¡Nadando!... ¡Y le muerde al tiburón!... ¡Y el tiburón, hasta los cojones de idiotas, le arranca un brazo!... ¡Lo juro!...
No se la pierdan...
Saludos.

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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!