lunes, 16 de marzo de 2015

D. W.: El padre del cine #10



Griffith ha sido uno de los directores que más y mejor han "reinventado" la Historia, los grandes momentos históricos, conformando la imagen histórica cinematográfica, deudora y a la vez tan lejana de la literaria. Con mano firme, NURSING A VIPER relata un momento francamente escabroso y que luego ha servido como base a multitud de guiones y en muy diferentes géneros. En la Revolución Francesa, un noble logra escapar a una muerte segura y encuentra un inesperado refugio en la casa de un republicano que se apiada de él, sólo para darse cuenta de la vil naturaleza de su improvisado huésped, lo que cambiará drásticamente la situación.




Un caso particularmente remarcable es el descrito en A CORNER IN WHEAT, donde Griffith muestra una punzante crítica social, al describir el terrible contraste entre la miseria de los trabajadores del campo y la irrefrenable opulencia de los especuladores, que juegan con el precio de los alimentos a su antojo. El montaje no puede ser más revelador. Por una parte, el humilde sembrador, que supone la base de la economía; por contra, las fiestas y despilfarros de quienes se enriquecen sin producir nada. Y en el medio quienes lo sufren al no poder pagar precios abusivos. Un tema ya no de actualidad, sino casi de perpetuidad, y a la que Griffith corona con una venganza nada sutil y que alguien puede rastrear en cierto film de Peter Weir.





Y de repente, de nuevo el genio resplandece sorpresivamente en una aparentemente insignificante pieza cómica de apenas tres minutos. THOSE AWFUL HATS es una absoluta maravilla, tanto en lo técnico como en lo argumental, ya que su plano secuencia de toma única (si Iñárritu lo permite, claro) de tres minutos contiene tantas revelaciones como ingenio. Griffith es capaz de inventarse una de las primeras transparencias conscientes del cine, y lo hace nada menos que insertando ¡una proyección de cine!, ante la que van desfilando diversas personas. Con un sentido del humor gamberro e irreverente, insta a las damas a que se quiten sus aparatosos sombreros cuando acudan a ver una película... porque si no lo hacen, corren el riesgo de ser lteralmente devoradas por un monstruo mecánico... ¡Increíble!... ¡Genial!...




Griffith también gustaba de acercarse a la figura de personajes relevantes, aunque siempre fue discutido su poco rigor en dichos retratos, prefiriendo una fabulación que no siempre era acertada. En el corto curiosamente titulado EDGAR ALLEN POE (y hay poca concordancia con el extraño cambio en el nombre), el escritor es mostrado como quizá nunca lo hubiéramos imaginado, preocupado por el estado de salud de su esposa y desesperado por encontrar una inspiración que le llega de repente, en la inesperada transformación de un jarrón en un cuervo negro. De ahí sale su celebérrimo poema, que se apresura a vender, aunque encontrando unánime rechazo. Lo más destacable, la fidedigna caracterización de Herbert Yost y, una vez más, el tremendo montaje de su director.

... Y, saludos...

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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!