jueves, 12 de marzo de 2015

Contemplar el río o mojarse



De nuevo cubriendo cuotas, THE THEORY OF EVERYTHING es perfecta para los oscar de este año. También británica, también un biopic "a la mayor gloria de..." y también con una interpretación principal lo suficientemente enfática como para no pasar desapercibida en, digamos, algunos años. Eso es la película, y no está mal como leve acercamiento al estrato más ligero de su protagonista; el problema es que su protagonista es Stephen Hawking, quizá el último hombre capaz de variar el curso de la historia de la humanidad. A lo que me refiero es a que la película está bien, entretenida, con dos actores realmente estupendos, y con un tono de desenfado que muchos hemos detectado en las palabras de Hawking, que siempre ha sido un excelente comunicador. Esto hubiese cambiado una enormidad si se hubiese cogido al Hawking ya postrado, por lo que su enfermedad no sería tan decisiva en la narración, deliberadamente enfocada al proceso de transformación de Eddie Redmayne, a la postre ganador del premio a mejor actor. Tengamos en cuenta, además, que el film se basa en el libro escrito por Jane, esposa de Hawking durante dos décadas, y no digo que lo que cuente no se ajuste a la realidad o que no tenga su interés, pero palidece ante una mente de la que apenas nos es permitido contemplar simples destellos de intuición, como si fuese más un iluminado que un descreído ateo, que es lo que es, claro. Si ustedes son de biopics de mesa camilla es su película; si lo que quieren es que se les desencaje la mandíbula escuchando a un tipo demostrar que dios no existe, entonces vean A BRIEF HISTORY OF TIME, el magistral film de Errol Morris.
Saludos.

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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!