domingo, 15 de marzo de 2015

Rincón del freak #188: Ariadna en su laberinto



Me preguntan desde el otro lado. "¿Pero hoy no es Domingo?"... Sí, es Domingo.
Necesito hacer dos lecturas infrapuestas para explicar y explicarme BIRDMAN sin tener que cerrar el chiringuito o reprocharme el no hacerlo. Antes que nada, reconozco que la Academia me sorprendió, no esperaba que ésta fuese la ganadora; pero debo aclarar que la comento hoy no por eso, sino única y exclusivamente por lo que es, lo que significa su propuesta en un momento particularmente turbulento para el séptimo arte... si es que aún cobra sentido dicha nomenclatura.
BIRDMAN empieza como la película que un director mexicano presenta en Hollywood. Un objeto cae del cielo y un crepúsculo adorna una playa de medusas. Eso es Carlos Reygadas o yo soy bético de toda la vida. Pero a Carlos Reygadas no le van a dar un oscar porque enseña pollas y chuminos (conste que opino que Reygadas es aún más insoportable que Iñárritu)... Proseguimos hasta la hija bastarda de todas las falacias: el plano secuencia único. Porque o lo haces o no lo haces. Iñárritu no sólo no lo hace, sino que hace ver que lo ha hecho, y eso está muy mal. Esto es doblemente insoportable (a mí me dolían los ojos) porque obtenemos un demoledor Grindcore visual que se repite constantemente. Esto es: cámara pegada a Michael Keaton, que tiene que decir algo importante, entonces entran en escena otros personajes y la cámara zumba como una avispa a sus rostros (eso, para Iñárritu, es una puesta en escena); cuando han soltado lo que tenían que decir, suena un solo de batería y uno de los personajes (no necesariamente Keaton) sale corriendo, siempre corriendo, por los pasillos del teatro, donde siempre hay gente cargando cajas, hasta que ese personaje se vuelve a parar y a soltar otro lúcido speech.
Así, durante dos horas.
El mejor momento de BIRDMAN es curiosamente el que más se presta al sonrojo: Keaton está en un bar, mojando sus pavorosas intrigas, y se acerca hasta una crítica con fama de severa a la que intenta lisonjear para que favorezca su gilipollesca adaptación de Carver. La crítica lo mira como a un insecto y le dice que lo va a destrozar, no por nada, sino porque su obra es una puta mierda. Keaton monta en cólera y le escupe en la cara que quién se ha creído que es ella sino una arrogante que no arriesga ni un centavo en escribir tonterías etiquetadas. Perfecto, Iñárritu se acaba de describir a sí mismo sin quererlo, aunque haya tenido que acudir a Woody Allen para ello, claro...
Sólo un par de cosas. El hecho de que BIRDMAN sea lo mejor que ha hecho Iñárritu desde AMORES PERROS era algo que caía por su propio peso, porque su trayectroria desde entonces no ha podido ser más lamentable. Y también quería terminar diciendo que yo pensaba que un diálogo o un monólogo repleto de fuerza lo era por su contenido, no porque lo digan gritando... Sólo era eso...
Saludos.

4 comentarios:

Jimmy FDZ dijo...

Me da mucho gusto leer a alguien que no se deja engañar por esta estafa descarada. Y da mucha risa eso de que piensen que gritar es actuar mejor, siendo que en una parte Norton le da una "clase de actuación"a Keaton, y si mal no recuerdo habla sobre no exagerar y todo eso... una contradicción de las grandes e incomprensibles, el director debió haber estado dopado para no notar nada.
"Birdman" se hace pedazos sola.

dvd dijo...

Te recomiendo, por si no la has visto, OPENING NIGHT, de John Cassavetes. Ésa sí es una gran película sobre el teatro y las neurosis de los actores...
Un saludo.

Mister Lombreeze dijo...

Y yo recomiendo Una Noche en la Ópera para contrarrestar esta chorrada de Birdman.

dvd dijo...

No valen obras maestras... Ésa juega en otra liga.

... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!