sábado, 25 de octubre de 2014

Una metáfora hiriente



Confieso que había perdido toda expectativa respecto a Bong Joon-ho. Donde todo el mundo veía THE HOST como un original giro al género de monstruos gigantes, yo me aburría con un montón de personajes estúpidos e imágenes fatalmente presuntuosas. Todo ha cambiado con SNOWPIERCER; es verdad que el director coreano avanza una barbaridad cuando acomete con seriedad un guion, pero aquí ha llegado a un punto realmente interesante. Esto es cine de aventuras, puro y duro, pero para adultos, sin concesiones y muy en la línea del cómic de fantasía de, por ejemplo, un Richard Corben o incluso Will Eisner. El mundo se ha acabado (y como decía aquel chiste, "otra vez"), todo está cubierto por el hielo y los únicos supervivientes están a bordo del gigantesco tren que da título al film; una máquina perfecta que todo lo atraviesa y nunca se detiene en un desquiciado viaje eterno. Lo que aborda el guion es la problemática, en forma de metáfora, de la lucha de clases elevada a su máxima potencia: en el vagón de cola, los desheredados, los pobres, el ganado humano que sólo debe mostrar sumisión y agradecimiento por poder "estar" a bordo del tren; más adelante, las clases privilegiadas, la "primera clase" que disfruta de privilegios y comodidades; entre ambas, el aparato de fuerza reprime cualquier intento de rebelión. Un hombre encabeza entonces dicha rebelión y conduce a su improvisado ejército a la conquista de sus derechos en un sangriento viaje repleto de dificultades; aunque en realidad, su intención es llegar hasta la cabeza del tren, donde supuestamente se encuentra su creador, una figura mítica de cuya existencia todos dudan y cuyo derrocamiento supondría el fin de la opresión.
Aparte de un casting muy acertado (destacando un Chris Evans tremendamente sobrio y un fastuoso trabajo de camaleonismo a cargo de una irreconocible Tilda Swinton) y una imaginería que va sobrada de recursos, el ritmo del film nunca decae, sorpresa tras sorpresa, vagón a vagón, es casi imposible poder anticipar qué diablos vamos a encontrarnos. Es verdad, SNOWPIERCER me reconcilia con el director coreano y anticipa, quizá, nuevos caminos para el género fantástico, más orgánico y menos digitalizado, si se prefiere; un trabajo, en suma, tan fresco como incómodo en algunas de sus conclusiones filosóficas más controvertidas. Muy recomendable, en todo caso.
Saludos.

4 comentarios:

David dijo...

No la he visto (pero caerá).

dvd dijo...

Ésta sí que te/se la recomiendo...

Mister Lombreeze dijo...

Es tontorrona y yo no le pillé el tono, la verdad.

dvd dijo...

Vaya, hombre...

... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!