viernes, 10 de octubre de 2014

La borrosa córnea de la infancia



La película de hoy no sólo no hay que desengancharla de ninguna parte (por lo que no pertenece al monográfico actual), sino que supone uno de los picos de mayor altura de eso que ahora está tan de moda y se hace tan rematadamente mal: el terror psicológico. Son legión, atestiguo, los films que, escudados en diversos espumillones visuales, intentan atrapar un intangible antojado vital para envarar el mecanismo, tan simple, tan inalcanzable, de la emoción pura, del recuerdo como pátina del presente. THE OTHER es mucho más de lo que cuenta, o de lo que parece querer contarnos, o de lo que nos dejamos contar y nos permitimos comprender; porque no es sólo un acendrado determinismo, ni un garante del lynchiano horror al gameto. Desde ya el primer y sublime fotograma, Robert Mulligan nos pone en situación con el complicado universo de dos gemelos, Holland y Niles, que viven en una granja repleta de recovecos y secretos... Está claro que debo resistirme a desvelar casi nada más, porque en el misterio reside la gran baza de esta obra maestra imperecedera e impermeable al paso del tiempo. Es verdad que su fabuloso guion (libre de toda sospecha de trampa) acumula casi todo el mérito de su macabro encanto, pero yo prefiero, muy por encima, una puesta en escena soberbia, de gótico derretido, casi casual. Mulligan consigue que durante hora y media sintamos ese momento decisivo de nuestras vidas, una infancia tan cálida en lo físico como gélida en lo psicológico. O, una pregunta, un horror, un misterio que parece pasar desapercibido para quienes ven a los niños tan sólo como seres que han de crecer.
Absolutamente magistral.
Saludos.

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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!