miércoles, 25 de junio de 2014

Una historia de venganza



Hay un aspecto fundamental que distingue a los grandes nombres de los nombres "a tener en cuenta", que los primeros cuentan con la ventaja de haberlo hecho antes y, por añadidura, con un estilo propio que luego ha sido objeto de imitación. No pasa nada por parecerse a tal o cual director en los primeros trabajos, que en la mayoría de ocasiones amplían la mesa de experimentos como una necesaria búsqueda de esa impronta o sello. En la edición del año pasado de Cannes, el FIPRESCI de la Quincena de Realizadores recayó en una minimalista producción estadounidense que, casi deliberadamente, osaba no ocultar su gran fuente de inspiración, que no es otra que los hermanos Coen. Es cierto que en BLUE RUIN (título que no logro descifrar más allá del regusto estético), Jeremy Saulnier, en el siempre difícil ejercicio de la segunda entrega, intenta minimizar los tics y exageraciones de los responsables de INSIDE LLEWYN DAVIS, con la que participaban en ese mismo certamen y que refleja el avance y metamorfosis de su cine. El film en sí es un solipsista retrato de vagabundo huidizo e inofensivo que se cuela en casas vacías para tomar un baño o "tomar prestada" una camisa limpia; un desecho de la sociedad del bienestar al que, menos mal, Saulnier no psicoanaliza en ningún momento. Se trata esto de que este peculiar tipo se entera por casualidad de que "alguien" ha salido de la cárcel, y de su reacción, mezcla de miedo incontrolable e insensato acopio de valor; de cómo tomará una decisión inesperada y de la precipitación de los acontecimientos, que desatará una vorágine de violencia de consecuencias impredecibles. Más cerca, por ejemplo, de BLOOD SIMPLE que de la transparencia de un Jeff Nichols, comparte con ambas propuestas el gusto por el desorden y la inclusión de lo imprevisto como dispositivo de extrañamiento; no es una película magistral, ni marcará época por su timidez formal, pero puede que estemos asistiendo a algún tipo de (necesario) relevo generacional. Estaremos atentos.
Saludos.

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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!