jueves, 12 de junio de 2014

Alain Resnais: Tributo a un maestro #14



El sueño de un borracho que es el sueño de un moribundo que es el sueño de un niño que es el sueño de un amante que es el sueño de un loco que es el sueño... Casi la única manera coherente de poner en imágenes un texto literario que, a su vez, ensaya el monólogo interior sin ofrecer más pistas que las mismas palabras, únicos elementos definitorios de unos personajes que son sólo uno y que dicen más de quien los piensa que de ellos mismos. Estando así, fuera de la imagen semiótica, Resnais hizo en PROVIDENCE quizá su obra más hermética y angulosa; y todo pese a su ingeniosa estructura floreciente, que se engurruña como un cúmulo de recuerdos lejanos y anárquicos, para, ya al final (asombrosamente filmado, de extraordinaria belleza formal), mostrar su verdadera cara como un extraño descanso para los sentidos, alerta por todo su oscuro metraje. Es la historia de un escritor repasada a través de los recuerdos que es capaz de amontonar el día antes de su 78 cumpleaños, enfermo, borracho y desencantado con quienes le han rodeado, amigos, hijos, esposa e incluso enemigos. Y todo ello mezclando un colaboracionismo apenas insinuado en la Segunda Guerra Mundial, la incomprensión de sus hijos, el suicidio de su mujer tras sufrir una enfermedad terminal, y, sobre todo, la incapacidad para expresarse ante sus semejantes, con el escudo de la burguesía como conveniente camuflaje. Y PROVIDENCE es también un excelente trabajo de todos sus (angloparlantes) actores; tanto un estremecedor John Gielgud, el siempre solvente David Warner y unos fantásticos Dirk Bogarde y Ellen Burstyn, alternando los roles de hijo/nuera con el del propio protagonista, que se ve constantemente reflejado en ellos. Bella fotografía de Ricardo Aronovich y una memorable composición a cargo de Miklós Rózsa, que se adueña de la narración en la parte final, que, pretendiéndose realidad, parece más sueño que todo lo contado antes. Añádanle futbolistas de pelo largo, hombres lobo y cientos de botellas de vino blanco y... ¡Resnais!...
Saludos.

No hay comentarios:

... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!