sábado, 4 de enero de 2014

La voluntad del mal #2



DAS TESTAMENT DES DR. MABUSE es una película inesperada por muchos motivos, pero el más sobresaliente, el que la convierte en un objeto precioso de valor incalculable, es la constatación de que, ochenta años antes, toda la parafernalia de lo que hoy conocemos con el eufemismo de "cine de acción" está aquí presente y, por lo visto, para quedarse en su propia espiral de impotencia creativa. Lo han dicho muchos antes que yo, así que no voy a llevar la contraria porque sí. Aunando el asombroso uso del expresionismo a un sonoro que no por la fecha es anecdótico, sino que sirve como modulador del permanente clima de tensión y misterio (la larguísima secuencia inicial es una pieza maestra), Lang construye "otro Mabuse", una excepción narrativa que no insiste en la derrotada figura del criminal, encerrado en una celda de un psiquiátrico, sino que incide en sus tenebrosos e imparables tentáculos. Como si de una epidemia invisible se tratara, Mabuse es el espectro que se ha colado en las atormentadas conciencias de quienes le siguen en su antigua idea de instaurar un "imperio del crimen", pero también es capaz de poner a prueba los métodos del incrédulo comisario Lohmann, que se niega a creer que Mabuse, incluso después de muerto, suponga una amenaza real. Es lo que debió pensar el incipiente partido nazi al ver esta severa crítica a lo que todavía, en 1933, no se atisbaba como lo que después estaría por venir; Lang tuvo que huir literalmente de su país, pero DAS TESTAMENT... ha quedado como una vertiginosa advertencia con visos cuasiproféticos. Una vez más, y como siempre decimos por aquí, el arte sabe...
Saludos.

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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!