domingo, 26 de enero de 2014

Rincón del freak #141: La comedia que le hubiese gustado dirigir a Terrence Malick



¿Qué es lo más raro, insólito y descabellado que puedo filmar? Algo así debió pasarle por la cabeza a Hitoshi Matsumoto cuando concibió SHINBORU (SYMBOL), su segundo largo tras la no menos alucinante (y alucinada) BIG MAN JAPAN. Y si no, sólo hay que intentar conectar sus dos "historias" paralelas al final para darnos cuenta de cómo el cine japonés, en bastantes ocasiones, discurre justo al revés del americano. A Matsumoto no le importa que el ridículo ronde buena parte del metraje, no si la expectativa no surge desde el principio, sino que aumenta hasta un clímax final que dota de sentido al conjunto y, por supuesto, deja con un palmo de narices al más pintado. Y esto es como sigue: un tipo bastante feo (el propio Matsumoto) y con un pijama hortera se despierta en una especie de habitación blanca, tan blanca que apenas pueden apreciarse ni paredes, ni suelo, ni techo. De repente, de las "paredes" surgen unos pequeños querubines (sí, han leído bien) que parecen mofarse del aturdido protagonista; a los angelitos, una vez desaparecidos, les siguen sus sexos (ver foto), que una vez pulsados hacen aparecer "cosas" (en realidad aparecen desde una jirafa o un masai, a un cuenco con sopa de fideos o una regadera). Si esto ya les parece estrambótico intenten extrapolar todo lo dicho a un México polvoriento en el que una monja que fuma y jura en arameo va a recoger en su camioneta a un cascadete luchador que jamás se quita la máscara y al que le espera una dura jornada de lucha... Y no cuento más, porque tampoco iban a entender nada; ahora bien, debo decir que pocas veces pongo en esta sección una película que me haya gustado, y ésta me ha gustado porque es entretenida y te hace reír y asombrarte, como cuando un niño va por primera vez al cine. Y aunque la peli sea mu pero que mu rara, merece la pena echarle un vistazo... aunque sólo sea para comprobar que Malick sigue siendo un coñazo...

2 comentarios:

Rosa Ortega Díaz dijo...

Es que la cara de extrañeza del inicio deja paso a la del asombro de la niñez. Es una genial alegoría simbolista de la Vida.
La escena de la puerta es larga, pero es chulísima, ese "interruptor" que puede con el ánfora, el sushi, la cinta americana, la chapa..., me ha gustado esta primera freakada que veo.

dvd dijo...

Es la mejor de todas las que he puesto... y van unas cuantas...

... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!