martes, 2 de octubre de 2012

Fuera de mí



Más allá del valor cinematográfico de un film tan singular como L'AMORE, lo que Rossellini dejó para la historia fue la constatación de la versatilidad de Anna Magnani y distanciarla, como actriz, de la poderosa tipografía acuñada en ROMA, CITTÀ APERTA, que podía haber acabado de un plumazo con una carrera menos heterogénea de lo que muchos puedan pensar. Sustentada en dos escritos de Jean Cocteau y Federico Fellini, L'AMORE es insólita por los dos extremos que toca y por la habilidad del tándem Rossellini/Magnani para unificar ambos extremos en un fin último, quizá el absurdo del amor pasional y sin condiciones, de quien lo sufre y de quien, asimismo, sufre la incomprensión de los demás, incapaces de entender el abandono de uno mismo por el amor idealizado. Así, la primera parte es un largo soliloquio de Magnani, hablando por teléfono con su amante tras una noche de soledad y alcohol. Deducimos que él está casado, que se ha hartado de ella, que no entiende por qué no le deja en paz de una vez; pero todo esto queda expuesto por la otra parte, la de la amante desesperada, masoquista, sumisa, que se disculpa penosamente si en algo ha ofendido al hombre que, seguramente, perderá para siempre en cuanto cuelgue el teléfono. "La voce umana" es amargura en estado puro, pero también es una oportunidad de ver a la Magnani desplegando todo su carisma en poco más de media hora. A continuación, IL MIRACOLO sale al exterior y oxigena la asfixia del anterior relato. Aquí, Anna Magnani interpreta a una humilde pastora que queda extrañamente traspuesta en el monte y cuyo despertar es descrito como una especie de éxtasis divino, tras el que su experiencia "mística" ella explica como un enamoramiento, en este caso nada menos que de San José. Teniendo en cuenta que esta historia fue escrita por Fellini, no es raro pensar que el elemento religioso pueda subvertirse como una mordaz metáfora, del despertar sexual o incluso de alguna experiencia traumática sufrida por la inocente protagonista. El problema no es que nos creamos a ese San José cómicamente acosado por la Magnani, sino asistir seguidamente a esa pobre mujer intentando explicar en su pueblo lo acontecido, lo que desmbocará en el rechazo y, finalmente, la locura.
Así pues, un film con un título tan elocuente es, quizá, un inesperado reverso de la moneda; no hay romanticismo aquí, sólo desesperación y amargura. La negación del yo cuando éste se ha dado por entero al "otro".
Saludos antirrománticos.

2 comentarios:

Mister Lombreeze dijo...

Bizarrísima película.

dvd dijo...

Creo que la griega de ayer es mucho más bizarra. O a lo mejor es que ésta está mejor contada, que también puede ser...

... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!