viernes, 9 de septiembre de 2011

Candidato a nada en especial



Y ahí me encontraba yo un día, incomprensiblemente tras los atracones diarios de películas de Disney que he de tragarme por mi renacuaja (sí, por eso me cuesta tanto comentar alguna aquí, porque estoy hasta el gorro de ellas), repantigado ante una de esas rarezas que el mítico estudio produjo justo en tiempos de posguerra, cuando la situación económica era más ajustada y había que buscar fórmulas novedosas y, sobre todo, más baratas.
No, no es gran cosa esta MELODY TIME, correspondiente a 1948, y se le notan demasiado las forzadas (y forzosas) costuras, como si cada segmento estuviese con el resto por motivos desconocidos. Hay mucho romantiqueo, animalitos saltarines y pizpiretos que parecen decirte "Ay, payo, dame argo..." Y también salen Los Tres Caballeros (que es una peli anterior que a mí me mola y estoy intentando que le mole también a la peque...) a ritmo de salsa, un barquito que no pega ni con cola y hasta un experimento muy en la línea de FANTASIA con los árboles como protagonistas, que al final es casi lo más entretenido. Lo malo de este tipo de películas es siempre el mismo, que para el público para el que estaba destinado (el infantil), ahora se ha quedado bastante obsoleto, al tratarse de una especie de repetición de los grandes clásicos, mientras que los adultos, por muchas ganas cinéfilas que le pongamos, lo olvidamos prácticamente al instante, sin rencores. No sé, pueden probar a verla, pero igual me quieren pegar luego, así que... ustedes mismos con su mecanismo...
Tiempo de saludos, sí señor...

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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!