viernes, 23 de septiembre de 2011

Cowboys del cielo




60 años nada menos acaba de cumplir FLYING LEATHERNECKS, la gran ida de olla de Nicholas Ray para la RKO. Bastante mejor que la mayoría de producciones (lo confieso: soy un fan enfermo de este minigénero, lo he intentado mantener oculto pero hasta aquí llegó) bélicas de corte patriótico alrededor de la Segunda Guerra Mundial (ésta es bastante posterior a la finalización de la misma), uno no termina de explicarse de qué manera dejaron rodar esta película al bueno de Ray, aunque podríamos decir lo mismo de aproximadamente el 80% de sus films. Ray contó nada menos que con John Wayne y Robert Ryan para enfrentarse en la pantalla como Kirby, el viejo zorro que viene de vuelta de todo, un Mayor solidario y campechano, y el capitán Griffin, más joven, que no permitirá que le discutan el mando, pese al inesperado ascenso de Kirby. Lo que sigue es un ultracolorista tour de force entre ambos en un campamento en mitad del pacífico, mientras los japoneses efectúan unos cada vez más fecuentes ataques sorpresa. El guión de James Edward Grant intenta recrear la multiplicidad de matices del cine de John Ford, pero todo queda en dos o tres escenas al servicio de la pareja protagonista, con el añadido del carismático Jay C. Flippen esforzándose por emular al inimitable Walter Brennan. Todo salta en pedazos cuando toca rodar las batallas aéreas, tarea que trae absolutamente al pairo a Ray, que, como un Herzog cualquiera a principios de los cincuenta, utiliza material real, grabado en pleno conflicto bélico. Así, podemos ver (apenas) los primeros planos de los protagonistas en lo que parece ser la cabina de un Caza para, a continuación, observar la caída en picado de algún humeante aparato. Es decir, que Ray se sacó de la manga la ¡Superproducción de Serie B!... Ustedes díganme a mí si no merece echarle un vistazo aunque sólo sea por eso... Bueno, y por los enfrentamientos dialécticos entre Wayne y Ryan, lo mejor de esta discreta película.
Saludos en las nubes.

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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!