lunes, 3 de enero de 2011

A tomar por culo



Año 2055, el fin del mundo tal y como lo conocemos. Sin embargo, no se trata de una poética invasión extraterrestre o un imperial meteorito gigante que, finalmente, nos ha unido eternamente con nuestros primos hermanos, los dinosaurios. No, nada de eso; el ser humano ha terminado con la vida en la Tierra a base de comerse su propia basura... ¿a que es estúpido? Bueno, pues actualmente es la causa más probable barajada para nuestra extinción como raza, y por extensión la del resto de seres vivos. Polución, contaminación, explotación al límite de los recursos, avaricia incontrolada... la estupidez del hombre en grado sumo, incapaz de entender lo estúpido que es, una estupidez torticera, oscura, inenarrable...
Pero quizá sí pueda contarse, y quizá suponga un hilo de esperanza; siempre ha sido así, tensar la cuerda hasta el punto de no retorno para empezar a reflexionar. Y no deja de resultar curiosa la peripecia de la película que traigo hoy por motivos, digamos especiales; puesto que fue puesta en circulación por Greenpeace justo antes de la última cumbre mundial del clima y al mismo tiempo en que Al Gore hacía su puesta de largo como "el ecologista más improbable del mundo". THE AGE OF STUPID, que ni siquiera estoy seguro de que se haya estrenado aquí, es un ingenioso e inquietante artefacto, mitad documental, mitad ficción, en la que el actor Pete Postlethwaite ejerce de tremebundo maestro de ceremonias y nos sumerge de lleno en la vorágine de desastres naturales que ya llevan tiempo avisándonos sobre la posibilidad de un desastre a escala mundial. Con pasmosa seguridad, se nos trazan una serie de "medidas" que podrían tomarse por parte de los gobiernos para paliar todo el daño que ya le hemos hecho al planeta; es entonces cuando, curiosamente, el documental se torna más oscuro y desesperanzador, puesto que en nuestro fuero interno, y aunque nos cueste admitirlo, sabemos que dichas medidas no son posibles, puesto que no concebimos a esta estúpida humanidad renunciando a sus placeres artificiales, aunque su propia existencia esté en juego.
Y termino esta improvisada reseña dedicándola como pequeño homenaje a Pete Postlethwaite, un inmenso actor que nos ha dejado recientemente y del que nos quedarán, como siempre, sus películas.
Saludos estúpidos.

2 comentarios:

Kinezoe dijo...

Parece interesante. Intentaremos echarle el guante.

Saludos desde el nuevo año.

dvd dijo...

Desde luego, mucho mejor que la de Al Gore. Eso por supuesto...

... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!