Con apenas 27 años, Emir Kusturica debutó en el largo con DO YOU REMEMBER DOLLY BELL?, compendio de obsesiones juveniles en la rigidez de la Yugolasvia de finales de los sesenta, donde la pobreza extrema de quienes sólo podían permitirse una triste chabola en los suburbios, se mezclaba con las ensoñaciones que llegaban desde películas clandestinas con velados desnudos femeninos y canciones italianas, con las que soñar con formar un "conjunto". Dino, el protagonista, demasiado sensible para un entorno sin reglas, calla, observa, obedece a su padre enfermo y está convencido de grabar un disco que le catapultará hacia la gran ciudad. Lo que ocurre en realidad es que Dino despierta, paradójicamente, ingresando en otra ensoñación, cuando se ofrece a ocultar a una joven prostituta que se hace llamar Dolly Bell, que huye del violento proxeneta local. Con un estilo depuradísimo, de enorme imaginación visual para un cineasta tan joven, Kusturica prácticamente marida los estilos (contrapuestos), por ejemplo, del Béla Tarr más sobrio y el Fellini más sensual, remitiéndonos a LA CONDENA o AMARCORD, en un relato comprensiblemente irregular, pero que descubría a un creador de imágenes deslumbrantes, con un sentido dinámico tan complicado de encontrar en el anquilosado cine actual, tan necesitado de renovadores como este director, cuya inspiración pareció evaporarse con la llegada del nuevo milenio.
Saludos.
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