Afirmaba Popper que el conocimiento científico no funciona aceptando nuevas leyes, sino descartando las que no entran en la experiencia. Se llama "teoría de la falsación", y podría servir para explicar la extrañísima estructura de una película como THE SEED OF THE SACRED FIG, que en sus exhaustivas casi tres horas es capaz de proponer un dilema filosófico-social en torno a los abusos de poder de la teocracia iraní, una intriga pseudopolicíaca de tintes casi surrealistas, y culminando en un tramo final (y quizá no me crean) prácticamente calcado al de EL RESPLANDOR... La de Kubrick, sí. Hay que armarse de paciencia, estar atento a los detalles de un guion un pelín sobreexplicado y, como decía el filósofo alemán, no tener miedo a deshojar el motivo principal de las muchas capas, en su mayoría accesorias. El corazón de este drama, valiente y desinhibido, radica en la denuncia frontal de la insoportable opresión sufrida por las mujeres en Irán, que explotó en una demostración de coraje en las calles, que hizo tambalear a todo un sistema basado en la prohibición de los derechos más elementales. Aquí todo parte desde un hogar más o menos idílico, donde el padre intenta acceder a un privilegiado puesto de juez, hasta que un suceso fortuito pone en entredicho este equilibrio, sembrando la desconfianza de éste hacia su devota mujer y sus dos hijas, sobre las que lanza una amenaza, que lejos de impartir justicia sólo hace "desnudar" una cotidianidad basada en las mentiras que el estado implanta en todos sus servidores. Es posible que Rasoulof no sepa manejar cada recoveco de un film tan extenso, y el conjunto es irregular, con una excelente primera mitad, que luego no parece saber muy bien hacia dónde ir; como si estuviésemos ante dos películas muy distintas, tanto en intenciones como en ejecución. No es el texto más rotundo y poderoso que encontraremos sobre este tema, pero merece la pena sobre todo para espectadores con conciencia social.
Saludos.
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