martes, 8 de julio de 2025

La novia vestía de rojo y 2


 

Ponerme con KILL BILL: VOLUME 2 me lleva a dos o tres cosas nada más, susceptibles de ampliación, pero semejando unos brillantes apéndices del film único que podría haber sido. Primero, es una película mucho más dialogada que su predecesora, más atenta a los recodos de unos personajes que se despojan de su lastre como comparsas, adquiriendo un sentido fundamental en la esforzada alegoría que compone sutilmente su protagonista, de un feminismo a martillazos, pero que no deja nada a la interpretación. Haciendo un brillante uso de la fragmentación, Tarantino, más que desordenar los episodios los ordena según la intensidad requerida, aunque su ansiado desenlace culmine en sordina, pero con algunos de los mejores diálogos escritos por su autor. Esta revisitación me ha permitido reencontrar otra joya, el breve monólogo de un sublime Michael Parks, que merece la pena incluso por sí solo. O, evidentemente, el personaje interpretado por Michael Madsen, recientemente desaparecido, y que pasa por ser, junto a quizá Samuel L. Jackson, el actor tarantiniano por excelencia. Madsen era unos de esos secundarios de gran carácter y presencia, cuya mirada desvalida podía esconder a un tipo mortífero pero un poco de vuelta de todo. Quedará en nuestra memoria como aquel tipo que bailaba mientras cercenaba una oreja, o este otro, que llegó a convencer al mismísimo Bill de que había vendido su invaluable katana de Hattori Hanzo "por un puñado de dólares"...
Saludos.

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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!