martes, 5 de julio de 2022

Leni. El triunfo de la estética #1


 

Si ha habido una cineasta controvertida, desafiante, o imposible de desligar de sus cuestiones morales, toda vez que su cine siempre se reveló profundamente estético, no hay duda de que hablamos de Leni Riefenstahl. Pionera de un cine en busca de las formas, deudor del mudo expresionista, del primer Lang, de Murnau. Tuvo una larga vida (murió en 2003, a los 101 años), pero no una extensa filmografía, lo que compensó con su excelente trabajo fotográfico. Fue una artista incansable, inagotable, de un talento fuera de lo común y que jamás entendió de absurdos roles genéricos, aunque lo que ha pasado a la historia (no podía ser de otra forma), fue su estrecha colaboración con el régimen nazi, llegando a ser la directora oficial de la propaganda hitleriana. Incluso eso merece una (complicada) revisión aséptica, y enfocada al hecho cinematográfico, que nos ha legado monumentos de talla descomunal, pero también Riefenstahl tuvo un comienzo, y no menor. Con apenas 29 años, en 1932, realizó su ópera prima, DAS BLAUE LICHT (LA LUZ AZUL), que adaptaba la novela de Gustav Renker, en la que se hablaba del mito del Monte Christallo, en la frontera alpina italiana, a cuyos pies se encuentra un pueblito que sufre una extraña maldición: las noches de luna llena, un irresistible fulgor, proveniente del monte, obliga a los jóvenes a escalar sus escarpadas paredes, sin que ninguno logre sobrevivir. La causa es atribuida a la extravagante Junta, una joven que habita el monte y parece despreciar las convenciones del pueblo, cuyos habitantes creen que es una bruja, la única que puede escalar el monte. En realidad, el sugerente guion nos pone de manifiesto un punto de vista rompedoramente feminista, con la hostilidad que siempre despiertan las mujeres fuertes y autosuficientes, al tiempo que dibuja en esta un aura de pura y libérrima sexualidad no normativa, que sólo un recién llegado es capaz de apreciar sin velos morales. Una película simplemente sorprendente, por su madurez estilística, tanto como por su arriesgado discurso, y que abría la filmografía de una de las directoras (probablemente la que más) más fascinantes de todos los tiempos, y a la que echaremos un vistazo de aquí en adelante.
Saludos.

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