martes, 12 de julio de 2022

Leni. El triunfo de la estética #2


 

Y tuvo que llegar. Y llegó. Y nadie lo esperó, porque nadie esperó que llegara. El aparato de propaganda nazi eligió a una mujer para que glosara la primera convención del Partido Nacionalsocialista. Fue en Nuremberg, en 1933, y Leni Riefenstahl filmó lo que entonces se conoció como DER SIEG DES GLAUBENS (LA VICTORIA DE LA FE). Lo tuvo todo en contra, porque en realidad no la querían, pero quién osaría desafiar al mismísimo Hitler, que no dudó en la elección. El resultado fue caótico, esplendoroso, gigantesco o grotesco; un desproporcionado número circense, pero sin bromas, o el sueño dorado de los amputados, tocando su miembro desaparecido. El film desapareció, en una recontrabroma del destino, en la que Goebbels se boicoteó a sí mismo, porque así de retorcida era su noción de control y propaganda. Pero mucho después, casi 70 años después, se supo que la propia Riefenstahl había realizado copias clandestinas en suelo inglés, en cuanto se enteró de la jugada. Cosas del destino, da que pensar (y es una nublada moral ésta) cómo los documentos sirvieron para tomar conciencia entonces, tanto como debieran servir a generaciones venideras para no repetir ser parte de una atrocidad así. Pero angustia la convicción, casi la buena fe de ese hombrecillo de brazo levantado, hipnotizando a un pueblo que venía ya sugestionado. Y asusta otra cosa: cómo se podrían superponer fotogramas de cualquier partido de hoy, y jugar a encontrar las siete similitudes...
Saludos.

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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!