miércoles, 1 de diciembre de 2021

La ciudad con un enfisema


 

LIMBO venía a cubrir la cuota del noir asiático, siempre tan apreciado en Sitges, con su punto mórbido, cercano al fantástico, y sin defraudar en los apartados técnicos, donde parecen superarse sin techo aparente. En este caso, volvemos a estar ante el típico film en el que unos policías intentan desentrañar quién se esconde tras una serie de extraños asesinatos; aquí son mujeres, normalmente prostitutas, a las que les es amputada una mano, por razones que aún los descolocan más. Con una fotografía en un B&W alucinante y alucinado, obra de Cheng Siu-Keung, Soi Cheang (que vuelve al estilo de DOG BITE DOG, su mejor film) nos incrusta en un Hong Kong que parece a punto de colapsar; una especie de ciudad-vertedero, compuesta por edificios brutalistas, callejones sin final y basura acumulada a modo de barricadas. En ese apocalíptico paisaje, el film discurre en un pulsante vaivén de motivos, desde la investigación en sí, la llegada de un joven inspector, y el atormentado pasado del más veterano, marcado por un enigmático suceso del que es culpable una joven raterilla, que acaba de salir de la cárcel. El film es innecesariamente grave, pesado, con una entidad que abruma, y que no deja respirar a unas líneas narrativas que se van superponiendo trabajosamente, y que complican en exceso la trama principal. En cambio, toda la construcción visual es apabullante, y cuesta creer que no se hayan dedicado a rodar por las calles sin más, unas calles que inmediatamente nos remiten al L.A. de Scott, o al Neo-Tokio de Otomo. Una barbaridad, pero que no llega a excelente por la inconcreción de todas sus partes.
Recomendable, por supuesto.
Saludos.

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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!