viernes, 16 de abril de 2021

En defensa del verdadero riesgo


 

Hoy, y mañana, este espacio va a estar dedicado a algo que ni siquiera yo sé explicarme muy bien, pero que me parece congruente con el estilo "siempre a la contra" de este blog. Primeramente, porque nunca he sido un gran admirador del cine de Michael Mann, aunque aprecio bastantes películas suyas; mi crítica hacia su cine ha sido, al mismo tiempo, una defensa, ya que le veo cosas magníficas cuando se ciñe a ellas, y mediocres cuando pretende hacerse pasar por un tipo de cineasta que nunca ha sido. El cine de Mann es un cine de sensaciones, de golpetazos, olores, sabores, como recuerdos que nos son ofrecidos en tiempo presente. Un cine, creo, que gana en la indefinición, y se vuelve disperso en una concreción que le convierte apenas en un narrador artesanal con oficio. Y puede que sus primeras películas no sean las más defendibles, pero me la voy a jugar con las dos primeras, y por distintos motivos. Vaya por delante que THE KEEP no me parece una gran película ni de lejos, pero tampoco me parece un horror. Porque lo que de verdad creo es que Mann se lió a la hora de adaptar la novela de F. Paul Wilson, iniciadora de una exitosa serie de seis tomos, que aunaba horror cósmico y fuerzas armadas, en mitad de la WWII. De hecho, cada vez que se intenta explicar el porqué de la fuerza maligna, atrapada en esa extrañísima fortaleza en un recóndito paso montañoso en los Cárpatos, el film se vuelve más ridículo. Sin embargo, cuando el narrador pasa a ser Alex Thomson (recuerden, director de fotografía en EXCALIBUR), la película adopta un estadio diferente de percepción, invocando una historia que nos lleva desde Ctulhu hasta Alien, por poner dos ejemplos contrapuestos, o no. Otro error es el casting, porque no hacía falta hacer pasar por ese trago a actores de la talla de Scott Glenn, Gabriel Byrne o Ian McKellen, cuyas intervenciones parecen (siendo benévolos) insertos shakesperianos en una serie Z de monstruos de goma. Una película ciertamente extraña, casi inclasificable, rozando tanto la experiencia sensorial como la comedia involuntaria; con un montaje criminal, una fotografía, insisto, maravillosa, o una banda sonora a cargo de Tangerine Dream, que los seguidores del grupo identificamos fácilmente como un collage de obras suyas... que ya ni eso.
En definitiva, un título muy olvidado de su autor, pero del que hoy día se pueden extraer lecturas interesantes si se sabe mirar con paciencia... y mucha indulgencia, claro.
Hoy ha sido la segunda, y mañana la primera ¿Por qué?... No lo sé, la verdad.
Saludos.

No hay comentarios:

... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!