domingo, 2 de septiembre de 2018

Rincón del freak #322: ¡Qué difícil es ser espectador!



Desde Julio Médem, ese señor que compone sus películas como ripios, creo que no veía algo tan vergonzoso como MOTHER!... ¿Y qué hacemos? ¿acabamos aquí ya la reseña? Porque el caso es que los patinazos más graves, y este lo es, y siempre he respetado a Aronofsky pese a sus insoportables e innecesarios excesos, provienen de la creencia de que uno es mejor de lo que es, lo que inevitablemente extiende la falsa creencia de que es el espectador el que no entiende lo que ve en pantalla por mera incapacidad intelectual. MOTHER!, se lo digo ya a ustedes si se quieren evitar dos horas de tortura, no es un film literal, sino que ocurre en un lugar que no es el ofrecido en imágenes; bien podría ser la mente de un escritor o un director de cine, o quizá se trate de una alegoría más allá del tiempo y el espacio... ejem... Lo que yo intuyo es que Aronofsky se inviste de la maestría compositiva de Kafka, le copia la intención de convertir el mundo de las ideas en mundo físico, de equiparar estados anímicos a personajes o interpretar las personalidades como simples avatares virtuales. El error mayúsculo de Aronofsky es que en ningún momento consigue camuflar la obviedad, y lo que debería ser un descubrimiento del espectador es burdamente subrayado con unas líneas de guion escritas a toda prisa y un montaje infame. Y termino porque no encuentro un solo argumento positivo y ya parecería ensañamiento, pero puede que este señor haya logrado un hito, una proeza, que actores solventes, e incluso monstruos de la pantalla, como Ed Harris, estén permanentemente bordeando el ridículo. Eso, ni Médem, se lo digo yo a ustedes...
Saludos.

2 comentarios:

Mister Lombreeze dijo...

Algo así dijo mi mujer al terminar. A mi me gusto mucho, para mi propia sorpresa, pese a lo infantiloide de la metáfora y el mensaje. Es que me contagió el agobio y otras cosas más sobre las que no voy a intentar convencerle.

dvd dijo...

No, si le entiendo. Yo estaba seguro de que quien cogiese el chiste le iba a gustar mucho, pero es que yo no lo entendí en ningún momento, y no porque lo que cuenta sea complicado, sino porque mezcla tantas cosas que termina por padecer síndrome de acumulación. Además, no le engaño, me aburrí un montón...

... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!