martes, 25 de septiembre de 2018

Bandeja con cabeza de toro



Retomo el mini serial dedicado a Seijun Suzuki, disculpándome por la tardanza, ya que diversos avatares me han impedido ejercer mi habitual regularidad. De hecho, ni siquiera voy a seguir el orden cronológico de las tres películas, sino que me iré directamente a la última, YUMEJI, que narraba (es un decir) la vida, arte y pasión del pintor y poeta Takehisa Yumeji, que fue un precursor del malditismo en Japón y que se pasó casi toda su vida entre alcohol, drogas y geishas, a las que pintaba para poder pagarles sus servicios. Es necesario recordar el poco apego a la linealidad narrativa de Suzuki, siempre más preocupado por epatar desde la impresión subjetiva que de resultar inteligible, por lo que YUMEJI termina siendo una orgía desordenada y vitalista sobre un hombre asustado, incapaz de vivir entre iguales, y que arrastraba una especie de maldición que le obligaba a no poder echar raíces en ninguna parte. Suzuki lo filma todo con fiereza y amplitud, sin dejarse un solo detalle, aunque conminando al espectador a mantener su atención en constante alerta si quiere disfrutar plenamente de esta joya, que tenía como grandes baluartes la exquisita fotografía de Junichi Fujisawa y, sobre todo, la impresionante partitura de Shigeru Umebayashi, que más tarde utilizaría Wong Kar-wai en uno de sus films más conocidos.
Imperdible.
Saludos.

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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!