lunes, 13 de noviembre de 2017

Películas para desengancharse #41



A veces no me queda más que preguntarme sobre la conveniencia de este monográfico, y así sería de no ser por películas como la de hoy, que junto a otras que ustedes saben conforman el núcleo duro del desenganche fílmico. FRIED GREEN TOMATOES es una de las películas más tramposas que he visto jamás; no digo mala, digo tramposa. Y he tenido que volver a verla para convencerme de que esta sensación ha perdurado a lo largo de las dos décadas que separan ambos visionados. Y me explico: uno ve la ambientación, correcta pero sin licencias; la música con todos los clarinetes y violines que le han permitido meter a Thomas Newman; unas interpretaciones más enfáticas que las fuentes no desveladas de "Sálvame"; y para rematar, un montaje en paralelo que tiene la mala virtud de que tengamos la sensación de estar viendo dos películas distintas. TOMATES VERDES FRITOS no es una mala película, es una película sobrevalorada hasta decir basta, una historia aquetípica contada típicamente y dirigida por un señor que venía de hacer RISKY BUSINESS. Es decir, un título que debería haber estado algo más marginado y que, incomprensiblemente, sobrevuela el imaginario cinematográfico de cualquier espectador capaz de tragarse maratonianas sesiones televisivas en la 1. O mejor: cómo dar vueltas y más vueltas, retorcer lo retorcido y prometer sin ofrecer realmente, y todo por no tener los cojones de decir abiertamente que ésta es, ni más ni menos, una historia de amor lésbico.
Saludos.

2 comentarios:

Mister Lombreeze dijo...

"pero es que eran novias?", exclamó una tarde de domingo mi señora madre.
La anécdota es real.
Bienintencionada, que no es poco.

dvd dijo...

Jajaja... Pues sí.

... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!