lunes, 6 de noviembre de 2017

A la discreción



LITTLE SISTER es una de esas peliculitas que llevan aflorando en Estados Unidos desde la última década y media, y que comparte no pocos puntos en común con el a menudo denostadamente proceloso mundillo del mumblecore. Films de bajo presupuesto pero que contienen una dedicación profesional encomiable por parte de quienes afrontan la aventura de rodar prácticamente sin más apoyos que su entusiasmo y fe. De fe va esta historia, moderadamente excéntrica, acerca de una joven novicia que recibe un coreo electrónico de su madre, con la que apenas tiene contacto, y que le pide que vuelva a casa para ver a su hermano, que ha vuelto tras quedar desfigurado en la guerra de Irak. El gran acierto del film es su tono reposado, unas interpretaciones contenidas y la puesta en escena de la conmiseración mutua que los miembros de esta familia llegan a sentir unos por otros. Por contra, se echa de menos algo más de agilidad y cohesión en un hilo narrativo que siempre está al borde de la inconexión, sin saber muy bien si decantarse por el oxímoron que representa la joven, que años atrás profesaba una imagen y actitud gótica; el infierno interior de su hermano, que ha perdido todas las ganas de vivir o la desestructuración misma de la familia, con unos padres que se refugian en las drogas para olvidar su sombrío presente. No estoy muy seguro de si Zach Clark, que bordea siempre lo inclasificable, tenía en mente un drama familiar, una comedia sofisticada o una especie de exorcismo personal; LITTLE SISTER contiene mucho de estas cosas, pero sigue dejando la sensación de bosquejo apresurado, de la labor de un director joven que aún sigue buscando su tono propio sin querer parecerse a nadie.
Interesante si se ve con paciencia.
Saludos.

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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!