jueves, 2 de noviembre de 2017

Escuchemos a los niños



En la pasada edición de los oscar, en el apartado de mejor película de animación, asomaba tímidamente, tras los zambombazos de Disney/Pixar, una pequeña producción franco-suiza de poco más de una hora, rodada en un sutil Stop-Motion y con un guion que, no por estar caracterizado en su mayoría por niños, lanza algunas cargas de profundidad (por profundas) contra la irresponsabilidad de los adultos. MA VIE DE COURGETTE está narrada desde el punto de vista de Calabacín, un niño circunspecto y solitario pero dotado de una imaginación desbordante, que ingresa en un orfanato tras la muerte de su madre alcohólica. No es el más alentador de los arranques, pero precisamente es esta inversión la que permite a Claude Barras iluminar a sus personajes sin caer en la cursilería ni el infantilismo; aquí los niños son niños, pero también son personas que van a tener la difícil misión de abrirse camino en la vida por sí solos, madurando a marchas forzadas y con la incomprensión de unos adultos que también tienen sus propios problemas. LA VIDA DE CALABACÍN es una película extraordinaria, hermosa y dura, con momentos en los que se palpa la plena felicidad y donde la tristeza no es impostada, sino que forma parte del día a día. Un film que no subestima a ningún espectador, y que es apta para no aborregar tanto a los chavales como a los mayores; un inteligente, sensible e inolviable viaje al corazón de la que debería ser siempre la mejor etapa de nuestras vidas...
Saludos.

2 comentarios:

Mister Lombreeze dijo...

Obra Maestra. Top 10 del año fijo.

dvd dijo...

La vi con mi hija, y no sabes lo que me alegro...

... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!