lunes, 3 de octubre de 2016

La verdad en la trampa



La bochornosa crisis, "juliocesaresca" crisis si se me permite, del PSOE, de la que difícilmente se puede sacar alguna lectura positiva, me sirve para defender aquí los argumentos de una película de la que se acordará de aquí a poco, porque nadie la ha tenido en cuenta en su estreno. CELL está basada en la novela homónima de Stephen King, una novela menor, si se quiere, con un tema un poco ya manoseado que versa sobre el control mental a escala planetaria, esta vez utilizando un instrumento tan cotidiano como los teléfonos móviles, a día de hoy instaurados como imprescindible motor social. Lo que nos hace libres nos esclavizará, parece decir King en cada línea argumental, exactamente igual a lo ocurrido en la absurda lucha fratricida de los socialistas, que al fin se han despojado de las caretas que ingenuamente hacían pensar a muchos de sus votantes que tenían una posición de izquierdas. La película, es cierto, no esconde su vocación de serie B, es poco profunda en sus planteamientos y mantiene una tendencia hacia lo obvio, pero volvemos al mismo punto de LA NIEBLA, que pese a ser notoriamente superior parece ahormar la entraña creadora de un escritor que sigue teniendo un discurso muy actual y que haríamos mal en no detectar. Los móviles empiezan a emitir una señal que convierte a quien la escucha en zombis extremadamente agresivos, así que no es difícil imaginar cómo van a mantener el tipo un curiosamente serio Samuel L. Jackson y un John Cusack que podría convertirse en icono involuntario por culpa de un inocente gorro de lana... Lo realmente interesante está en el final, amargo y punzante, y muy pesimista también, como el del título anteriormente mencionado. King parece estar intentando decirnos algo, con sus armas, y podemos dejarlo como fantasías de un escritor agotado o un tipo que vio la antena antes que nadie y se sigue negando a entrar en la "corriente general". Peor lo tiene PSOE, claro...
Saludos.

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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!