jueves, 2 de abril de 2015

Reflexión y compromiso



JAMIE MARKS IS DEAD vendría a ser una especie de reverso sombrío y maduro de falacias fílmicas como ciertas sagas juveniles a las que huelga referirse aquí y ahora. Con personalidad y un tono que, a fuer de tomarlo en serio, roza lo fantasmagórico, el director Carter Smith adapta la novela de Christopher Barzak "One for sorrow", y sale airoso al menos en la atmósfera que se propone recrear, aunque la historia se torna confusa a medida que van surgiendo las claves a explicar, y el aire pseudothriller no acaba de sentarle del todo bien. Hay muchas cosas, como el cadáver de un joven que aparece en extrañas circunstancias en una pequeña comunidad, la obsesión de otro joven con este hecho, dejando la puerta abierta a si ambos se conocieron previamente o no, y, lo más inquietante, que es la indiferencia general ante un suceso tan brutal y repugnante. Film interesante, más o menos dirigido a un público joven aunque sobradamente preparado y con menos atontolinamiento del habitual, aunque algunos personajes rocen el autismo, la fotografía falle al confundir los tonos muertos con una acromía rayana en lo monótono y no se ahonde un poco más en la posibilidad del romance homosexual, que pasa muy de puntillas por algunas escenas. Además, se nos ha caído definitivamente el mito de Liv Tyler...
Curiosa, pero para curiosos.
Saludos.

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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!