sábado, 25 de abril de 2015

Vamos a ser malos



Por fin me he beneficiado de las ventajas del abandono a cierta dejadez como espectador, con menos avidez de datos y con el simple ejercicio de ver, sin muchas esperanzas de nada, una película de las que se denominan "flojas". Y así fue en el caso de HORNS, supuesto cuento terrible, en clave sobrenatural, sobre un joven al que le crecen cuernos... Bromas aparte, veo HORNS sin que me moleste mucho su mezcla de clichés y perfecta corrección disfrazada de incorrección, apenas me preocupo de que el protagonista sea Daniel Radcliffe (de hecho, el muchacho está bastante correcto), ni me supone un problema el cachondeíto de tener que ver esa transformación sin echarme a reír. Todo gira en base a la muerte en extrañas circunstancias de la novia de este joven, y la unánime acusación de la comunidad en la que vive a la que se ve sometido; después viene la transformación en una especie de demonio justiciero, con poderes y eso, que utilizará para descubrir de una vez por todas al verdadero asesino de la chica. Imaginen el resto, y tengan en cuenta que dura un par de horas, aunque es más entretenida de lo que parece y raspa menos que otros productos similares... Y luego, claro, me voy a los créditos, pensando que esto lo habrá hecho algún debutante y habrá que seguirle el rastro, y esas cosas... Pero no, porque esto lo ha dirigido Alexandre Aja, que no es que a mí me diga gran cosa, pero que sí es verdad que es un señor que ya tiene un nombre en la industria americana, a la que llegó hace algunos años. Ese dato, sumado a la inexplicable banalización de la otrora fascinante fotografía de Fred Elmes, me confirma que vivimos tiempos perezosos para la lírica... Y yo prefería los malos...
Saludos.

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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!