martes, 18 de enero de 2011

Érase una vez en Las Ramblas



Una de las últimas osadías del cine español ocurrió hará unos nueve años y tuvo como principal impulsor a Fernando Trueba, quizá el director más obsoleto de toda nuestra filmografía. Sólo a un tipo tan pagado de sí mismo (a base de oscars; a base de Goyas) se le podría haber ocurrido abordar la intrincada novela de Juan Marsé a golpe de talonario y amalgama, dando como resultado un artefacto tan vacuo como prescindible. EL EMBRUJO DE SHANGHAI iba a ser el no va más, una especie de gran impulsor de la desolada industria patria, una de esas tonterías de brillante envoltorio que tanto le gustan a nuestra ministra de cultura, a gran parte del iletrado público palomitero y, claro, al propio Trueba; lo malo es que Trueba, encima, juega a ser autor y ni siquiera se preocupa de confeccionar un divertimento ligerito para recaudar. Marsé intentó la "novela total", engarzando sus recuerdos de infancia en la Ciudad Condal (su gran fuerte de siempre); la fascinante imaginería visual del mítico film del mismo nombre que Josef von Sternberg filmó 60 años atrás; un entraysale continuo de personajes que en la novela funciona pero en la película cansa; un realismo mágico castizo que ídem de lo anterior y un loable esfuerzo por apresar el tiempo en un puñado de instantáneas. Trueba, que jamás tendrá el talento de Marsé, cree que puede estirar el chicle hasta dos horas francamente soporíferas y donde el espectador se pregunta a cada momento qué diablos está pasando en la pantalla y si, caso de que pase algo realmente, tiene la suficiente importancia. No, no la tiene, excepto alguna que otra genialidad de Fernando Fernán Gómez y la solvencia en papeles serios de Antonio Resines; por contra, el atentado que entre el señor Trueba y Ariadna Gil (su doble papel es para inspirar impulsos asesinos) perpetran a la memoria de la grandísima Gene Tierney, me hace cuestionarme una vez más la risa que me inspiran las declaraciones de esa caterva endiosada que mantiene desde hace ya demasiado tiempo al cine español en la mediocridad más absoluta.
Les desafío a que la vean de un tirón.
Saludos embrujados.

4 comentarios:

Alamut dijo...

Vuelvo a psarme por aquí después de tiempo y leo entradas y veo cambios. No osé verla en su día, creo que no perderé mi tiempo futuro en hacerlos.
Saludos

miquel zueras dijo...

La filmaron en mi barrio (el Born) lo más divertido fue ver a los de atrezzo maquillar la calle cubriendo señales de tráfico con corteza de árbol y tapando porteros automáticos con carteles de la época. Y destaco lo de divertido porque la película me pareció un soberano tostón. Con el material de Marsé el cine aún no le ha hecho justicia, quizás en "Si te dicen que caí". Borgo.

dvd dijo...

ÚLTIMAS TARDES CON TERESA, quizá... Ésta es un tostón, sí...

La Guionista Reflexiva dijo...

No la ví en su momento y, por lo que decís, hice bien.

Un saludo.

... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!