viernes, 21 de enero de 2011

Al servicio del espectador



THE PROPOSITION (no confundir con el film australiano de 2005) fue una grata sorpresa para los poquitos que la vimos entonces (1998) en el cine. Con un ritmo bien temperado, una exquisita ambientación y unas interpretaciones más que convincentes, la directora proveniente de la televisión Lesli Linka Glatter, que ya poco más haría en pantalla grande, nos transportaba al Boston de los años 30 y nos contaba la historia de Arthur Barrett (espléndido William Hurt), un tipo de gran fortuna e influencias en el gobierno que, sin embargo, arrastra una gran tristeza: no puede dejar embarazada a su esposa (Madeleine Stowe, más comedida que de costumbre). Curiosamente, el calvario de Barrett empezará cuando el matrimonio tome la drástica decisión de "contratar" a un padre de alquiler; éste, un apocado empleaducho con ínfulas arribistas, queda inmediatamente hipnotizado por la belleza de la mujer con la que ha de acostarse y, claro, por la fortuna del marido, al que intentará chantajear con la excusa de su fallida virilidad. A partir de aquí las cosas se desmadran y Barrett abandona su habitual serenidad y templanza y demostrará todo su terrible poder, lo que le distanciará definitivamente de su esposa, que buscará consuelo en el joven padre McKinnon, recién llegado a la parroquia a la que acude habitualmente el matrimonio y que (esto ya en la segunda parte del film) guarda asimismo un gran secreto que hará tambalearse aún más el cada vez más deteriorado ambiente familiar.
Como decía, THE PROPOSITION es puro cine clásico con los mejores ingredientes de una puesta en escena audaz y un remarcable gusto por unas interpretaciones que son el verdadero motor de una historia que, de no ser así, rozaría constantemente el ridículo. Por contra, el guión de Rick Ramage se hace un poco reiterativo a veces, denotando el fuerte origen televisivo de guionista y directora; mientras que hubo un detalle que me irritó especialmente y que supongo que ustedes comprenderán: la partitura de Stephen Endelman copiaba descaradamente la obra maestra que, ocho años antes, Carter Burwell compuso para MILLER'S CROSSING... y eso, señores míos, yo no se lo perdono a nadie...
Les propongo un saludo.

2 comentarios:

Cinemagnific dijo...

Al principio creía que era el filme de Hilcoat. No la conozco. Habrá que verla.

dvd dijo...

Ésa no la he visto. Ésta no está mal, aunque era mejorable; sólo por ver a William Hurt merece la pena, fíjate lo que te digo...

... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!