lunes, 10 de junio de 2024

En barrica de roble

 


Se me ocurren pocos argumentos más peregrinos que el de la problemática de una fábrica de whisky en Japón, donde una joven heredera ha de ingeniárselas para continuar con la receta tradicional del bebedizo, o de lo contrario se verá obligada a cerrar la empresa tras el fallecimiento del patriarca. Habrá a quien le parezca apasionante, pero KOMADA. JÔRYÛSHO E YÔKOSO tiene un guion poco inteligible en occidente, que habría esperado algún tipo de trama o confabulación maquiavélica, aquí sustituido por el uso de la tecnología como última esperanza para preservar los valores de antaño. Una pena, porque tiene una factura técnica envidiable, pero se puede afirmar que ha sido de lo más tibio que se ha visto este año pasado en Sitges, donde no me extraña que no rascara nada. Al menos sólo dura hora y media, pero no logro imaginar un público potencial para algo tan inane, porque poco hay aquí de un, por ejemplo, Alexander Mackendrick.
Saludos.

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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!