sábado, 10 de agosto de 2019

Sentido y prejuicio



Es un ejercicio poco recomendable sumergirse en el THE DEEP BLUE SEA que Anatole Litvak rodó en 1955 justo después de la respiración sostenida de la obra maestra de Terence Davies. Litvak, artesano en el más amplio sentido de la palabra (y no pretendo sonar peyorativo), aborda la obra de Rattigan (autor asimismo del guion) desde el melodrama efectivo pero rutinario, sin llegar a hacerse las preguntas formales de Davies y apresurando la resolución desde un planteamiento menos desarrollado, en el que los personajes atenúan sus dilemas y aparecen vestidos de una sola pieza. La comparativa, lo sé, es terrible, incluso teniendo que admitir que Davies prácticamente mimetiza algunas escenas de Litvak; y aun así, el abismo entre ambas adaptaciones es insalvable e insoslayable. A fuer de no ensañarme (se trata de un film correcto, que se ve sin agobios), prefiero dejarlo en que fue el propio Davies quien se encargó de señalar la vigencia de un drama intemporal, que cobra justa venganza de sus personajes sin caer en la impasibilidad del demiurgo. Todo ello ya estaba implícito en este film, que además cosechó varios premios interpretativos, todos curiosamente dirigidos a su protagonista masculino, Kenneth More, mientras que a Vivien Leigh, que aquí ya contaba 42 años, se la ve distante y apática.
Sólo para completistas.
Saludos.

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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!