lunes, 26 de agosto de 2019

Películas para desengancharse #51



¿Se acuerdan de este monográfico? ¿De dónde lo dejamos hace ahora un par de años? ¿De lo complicado que me resultaba explicar el porqué de según qué desenganches? En este tiempo he entendido que lo que quería trasladar no era estrictamente a ustedes como espectadores, sino que competía también, cómo no, a los propios integrantes de la industria. Productores, actores, directores... Quizá lo que amablemente llamamos "homenaje" o incluso "tendencia", no es más que la copia burda del incapaz; y es por ello que también, queridos lectores y cinéfilos, existe otra categoría de film del que es preciso desengancharse, aquél cuya calidad proviene de su carácter seminal, aun tratando temas universales. En esta categoría incluyo la última obra maestra que filmó Robert Altman, allá por 2001 (aunque creo que Altman mismo debería ser mencionado como "director del que desengancharse"). GOSFORD PARK aludía al espíritu de aquella maravillosa serie que sólo los más veteranos del lugar recordamos (aunque yo la vi un poco después de su estreno) y que fue "Arriba y abajo", para levantar un lúcido e incontestable fresco en clave intimista sobre la insalvable diferencia de clases en el marco de una mansión en los años treinta. Lo prodigioso, en el caso de Altman y del guion de Julian Fellowes, es que este "tema" ni siquiera importa para desarrollar la trama, que igual puede tratar lo jocoso o lo escabroso, el drama costumbrista y hasta un inesperado giro policíaco "a lo Agatha Christie". Altman era así, siempre ha sido así, un "hombre-lupa" ("hombre-zoom" sería más ajustado), atento a ese detalle que se nos escapa entre las rendijas de la coralidad, y que en este apasionante retrato ambarino se nos muestra como el viejo creador que ya era, repleto de amor y compasión por sus personajes, y me atrevería a afirmar que por sus actores, porque algunos no volvieron a estar tan bien dirigidos como entonces. Es una película por la que no pasan los años, que gambetea con elegancia y sin trampas, y que, al menos a mí, me reconforta saber que es la última de su especie. Porque son legión los que han intentado tirar de época para hacer lo mismo, pero ni de lejos...
Soberbia película y soberbios actores y actrices.
Saludos.

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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!