jueves, 18 de mayo de 2017

La puerta de la fantasía



Hoy es un día especialmente triste, por motivos y noticias que nos recuerdan que seguimos siendo mortales. Por eso me he acordado de una obra maestra llamada TONARI NO TOTORO (MI VECINO TOTORO), que está casi a punto de cumplir tres décadas, y que yo considero el verdadero punto de inflexión en la manera de hacer películas de Hayao Miyazaki en particular y el estudio Ghibli en general. Están aquí contenidas todas las bases de la grandiosa EL VIAJE DE CHIHIRO, menos pulidas y expuestas con mayor candidez y desenfado, pero no es menos cierto que la pulsión vitalista y simbológica reverbera en cada fotograma, ilustrando la muy "carrolliana" peripecia de Satsuki y Mei, dos niñas que entablan amistad con el gigantesco Totoro, una especie de preboste de las buenas costumbres que mora en alguna parte de la naturaleza. Hablar, por ejemplo, de la perfección técnica, de ese acabado hecho a mano, resulta reiterativo aun con la capacidad de dejar boquiabiertos a espectadores de todas las condiciones y edades (lo corrobora mi hija). El verdadero poder del cine de Miyazaki, no nos cansaremos de repetirlo, está en los maravillosos valores que transmite, en su ensalzamiento de la camaradería y el respeto al prójimo, de la necesidad de luchar contra los intolerantes, porque este mundo nunca ha sido suyo. El mundo, tal y como lo ve Hayao Miyazaki, sólo pertenece en puridad a unas personas: los niños. Si no somos capaces de ver eso, de actuar en consecuencia, estamos tan perdidos como realmente parecemos estar...
Véanla, y si es con un chaval al lado mucho mejor... Y escuchen a Soundgarden...
Saludos.

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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!