sábado, 13 de mayo de 2017

Cójase de la nuca. Apúntese el hocico




Atención. O no. KING COBRA parece una broma, un chiste alargado, una ida de olla o el trailer de otra cosa que veremos dentro de un tiempo. Pero no. Cuidado. KING COBRA es una película tan consciente de sí misma que si enumeramos sus detalles, ello no hará más que aumentar la confusión y el miedo a caer en el ridículo de no saber con exactitud a qué diablos nos estamos enfrentando. KING COBRA habla de la oscura industria porno gay estadounidense, que durante años, en la época preinternet, movió millones de dólares, y que lo hizo con unos costes de producción asumibles para un adolescente sin recursos, confiándolo todo a sus imágenes crudas de efebos musculados derretidos entre gemiditos y miradas lascivas. Lo que narra en realidad KING COBRA es el final de esa industria a partir del chocante asesinato de su pope (propietario de la productora homónima), a manos de sus inmediatos competidores, tras la ruptura con la máxima estrella del porno gay, el "mítico" Brent Corrigan. Y Kelly lo filma todo con ese amateurismo que pretende retratar, tomas rápidas, interpretaciones forzadas y un expresionismo de lo chabacano que dan forma a este sórdido poema a lo soez, al amor a la codicia y a un estilo de vida insostenible. Y además lo hace sin omitir un solo detalle escabroso, lo que echará a más e un remilgado para atrás. Y además lo hace con la poca vergüenza de incluir en su reparto principal a viejas glorias ya olvidadas del celuloide hollywoodense más pasteloso. Por aquí verán nada menos que a Christian Slater, Molly Ringwald y una Alicia Silverstone oficiando de extraña y caduciforme milf. Aunque la palma se la lleva el imparable James Franco, que a estas alturas debe ser considerado gran agitador de la escena de su país, y del que ya podemos empezar a esperar cualquier cosa.
Sorprendente y explosiva, no pasará a la historia, porque estoy seguro de que no se lo van a permitir.
Saludos.

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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!