sábado, 6 de mayo de 2017

En portada



Hace casi quince años, cuando El País aún era un periódico respetable y neutral, y a mí me daba hasta por comprarlo, publicó un artículo sobre una miniserie británica que hablaba sobre periodistas y políticos, sobre cómo los políticos se corrompen y lo arrasan todo a su paso, por el poder, por la obsesión de permanecer inmaculados o por simple codicia. Qué papel juega el periodismo, los periodistas, en este reluciente carrusel de herrumbroso mecanismo, es la premisa fundamental que sirve al guionista Paul Abbott para tocar el hueso de lo que creemos intocable y desmontar el magisterio de la burocracia hecha sociedad. En sólo seis capítulos, STATE OF PLAY se erige como un retrato lúcido e inmisericorde de quienes son capaces de hacer cualquier cosa para mantener su cuota de poder, pero también de quienes chocan con la verdad, porque no es tan sencillo publicar la verdad, toda la verdad. Seis capítulos intensos, magnéticos, por los que corre la sangre de los buenos thrillers de antaño, que no se despista ni un segundo de lo que quiere contar, aunque se nos empiece contando una cosa y acabe con esa realidad dándonos en las narices, porque terminamos más confundidos cuanto más claros son los hechos. Un reparto de lujo, con un imponente David Morrissey al frente, y un incipiente James McAvoy, para una serie que se hace ahora más necesaria que nunca. Ahora, que ya nadie compra el periódico, parece imperdonable que no examinemos algunas editoriales y pensemos a qué diablos le estamos votando exactamente...
Saludos.

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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!