viernes, 19 de mayo de 2017

Ettore Scola. Un italiano en Italia #21



LA FAMIGLIA estuvo nominada al oscar, en un año en el que estaba Louis Malle, pero ganó Gabriel Axel, y por donde también anduvo Garci... Estuvo también a punto de ganar en Cannes, pero Pialat era mucho Pialat en terreno francés. Donde sí ganó fue en Italia, donde Scola siempre ha sido profeta, y donde esta monumental película sigue siendo, treinta años después, el emblema de ese país contradictorio, pasional, ingobernable y entrañable. Sí, como esa familia que no puede vivir junta ni puede separarse, esa familia que posa a principios del Siglo XX para tomarse una foto en el bautizo del pequeño Carlo, que será el narrador de los avatares de esta familia, la suya, tan nuestra, mientras va creciendo y hasta que ya anciano, el último superviviente de aquella foto, cierre el relato para que reflexionemos si no es en realidad esto y nada más que esto la vida, posar un par de veces, una sin haber vivido nada y otra cuando no te queda ya nada por vivir. Entre medias, los pasillos de esa casa familiar asisten impávidos a esas vidas, esos deseos frustrados, un tiempo suspendido en motas de polvo y que recogen las sonrisas, las lágrimas. Unas escenas que se repiten casi idénticas, que el cine subraya y acentúa , y que dan a cada personaje su tiempo y su importancia.
LA FAMIGLIA es una película, un fresco más bien, entre cuatro paredes, que se erige como manual de guion y dirección de actores, que es evocadora sin resultar empalagosa, y que borra de un plumazo la ñoñería que llevamos sufriendo en este país con imbecilidades como "Cuéntame" o "Amar en tiempos revueltos", que se eternizan en el tiempo para no contar ni la mitad de lo que Scola es capaz de exponer en apenas dos horas.
Obra maestra indiscutible, poco más se puede añadir excepto que su visionado es indispensable.
Saludos.

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