miércoles, 18 de noviembre de 2015

نذهب إلى الرعب



Nada mejor para explicar lo inexplicable que explicarlo inexplicablemente. Una buena película para atenernos a nuestros propios y absurdos actos, sean los que sean y en el momento histórico que se produzcan, es BONE TOMAHAWK, un western tan moderno como antiguo, es decir, intemporal. Atención, porque quizá no vayan a entender nada, ni tampoco es ésa mi intención. BONE TOMAHAWK es, efectivamente, el reverso oscuro y tenebroso de CENTAUROS DEL DESIERTO; porque hay culturas escondidas que son holladas por la mano del "conquistador", porque luego hay venganza, masacre, horror; y también hay una partida de búsqueda, porque se han llevado a alguien; y, finalmente, hay una comprensión amarga sobre la sinrazón, sobre el mero hecho de matarnos a hachazos o balazos, por una mujer o por un cementerio, por pretender ingenuamente mantener a salvo una tradición que ya no tiene cabida en ninguna parte o por posicionarnos del lado del tsunami imparable del progreso. El debutante S. Craig Zahler entiende y expone muy bien todo esto, y lo plasma en una película de ritmo agónico, asfixiante, que no se recrea en ningún recurso, sino que prefiere iluminar todo el proceso que lleva a una partida de cuatro hombres desde un apacible pueblo hasta el fin del mundo (alguien dice que simplemente están en el infierno), el sitio donde la máquina no ha penetrado antes, un valle olvidado que simboliza el caos y la brutalidad como único signo de lazo vital. Un mundo extingue a otro, aunque ese mundo también está próximo a extinguirse (imparable...), son los vaqueros, y del otro lado una especie de cavernícolas, anteriores incluso a los indios nativos, y los vaqueros irán a buscarlos para acabar con ellos y recuperar lo que es suyo. Luego está, claro, todo el desarrollo narrativo, que es encomiable, nada acomodaticio, y un dibujo de personajes excepcional, apoyado en unos actores que están simplemente fabulosos. Muy comedidos tanto Patrick Wilson como Matthew Fox, que se reflectan el uno al otro como el hombre de familia y el aventurero sin lazos, aunque el plato fuerte son dos extraordinarios actores; uno, Kurt Russell, que siempre ha sido un actor de carácter, a la antigua usanza, y que compone a un sheriff con un inusual sentido de la justicia y que es capaz de dejarlo todo atrás con tal de hacer cumplir dicha justicia, mientras que Richard Jenkins está sublime, impregnado del espíritu de un Walter Brennan, y en su mirada hundida y sus parcas y sabias palabras, Zahler logra anclar este cuento de horror frío y seco en la verosimilitud y que la función no se le escape hacia el tremendismo gore, como ha ocurrido en propuestas similares.
Yo no sé si es un western, que lo es, pero es una película que te tiene pegado al sillón más de dos horas. Y no está hecha para todos los paladares... pero eso es lo bueno, claro...
Saludos.

2 comentarios:

Mister Lombreeze dijo...

Como siempre, ser citado en este rincón del ciberespacio es un honor.
Poco que añadir, de lo mejor del año, sin duda. Y Jenkins sublime.
Ya lo dice el indio "civilizado" de la peli: hay que tener muchos cojones para meterse en la guarida de los trogloditas.

Pero como también dijo Faith No More: "its a dirty job but someone´s gotta do it".

dvd dijo...

Usted es grande, maño. Y lo sabe... El honor es nuestro.

... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!