martes, 18 de noviembre de 2014

Películas para desengancharse #19



¿Pero esto qué es?... STROMBOLI... ¡Desengancharse de STROMBOLI!... Pero ¿cómo osar?... La gran obra maestra existencial que Rossellini estampó en las narices de los críticos festivaleros, apoltronados en el contraste del flash y la alfombra roja ¿Por qué STROMBOLI? Pues por eso, porque la "otra crítica", la sesuda, la distante, la... "caimanita", la han adoptado como inamovible estandarte de sus propias limitaciones conceptuales. Sesgando un poco el discurso, queda obvio que este potentísimo film aparezca día sí y día también como apoyo coyuntural en páginas que, en lugar de buscar el descanso, azuzan gámbitos y espolean flejes, resortes más bien, sobre los que construir una identidad que al neófito le sea arcana y sinuosa, reveladora y hegemónica. Luego está la película, que necesita pocos defensores; STROMBOLI, TERRA DI DIO es un prodigio de concisión a la hora de poner en imágenes la sigilosa maldad tras las intenciones que, a fuer de ser tan buenas, terminan ahogando el ego del individuo que se sabe independiente. Por otra parte, la historia es tan sencilla que duele reconocer que no estemos ante la típica "romancina" con buenos y villanos, o en este caso amantes y envidiosos. Rossellini intentó por todos los medios fundir la inconfundible figura de Ingrid Bergman en el paraje menos indicado para pasear su palmito: una isla volcánica de apenas unas decenas de habitantes, a la que llega para casarse con un humilde pescador. En realidad, lo que ensaya es la huida de un campo de concentración, con la certeza de irse también de la asfixiante isla en cuanto pueda. Todo esto compondría un melodrama más o menos clásico, pero la singularidad de esta obra consiste en el constante solapamiento al que se ve sometida la ufana extranjera, autoproclamada de una clase superior (logrando un siniestro silogismo con la ideología nazi) y que acaba desesperada, sometida y humillada, hasta el punto de querer escapar por el borde del volcán aunque le cueste la vida.
Por si no se habían enterado, lo digo más claro: obra maestra absoluta... pero, entre ustedes y yo, no la vean cuarenta veces, que creerán que sus columnitas mensuales empiezan a verse como absolutos aforismos del nuevo milenio... Advertidos quedan.
Saludos.

3 comentarios:

David dijo...

A mí Stromboli no es que me maraville...Pero ¡¡cómo está Ingrid!! ¡¡Díos mío. Impresionante. Ya solo por ella, acepto lo de clásico de cine, obra maestra y lo que tú quieras.

dvd dijo...

Coincido. La variedad de registros, cómo es capaz de expresar el engaño con su mirada, una verdadera marciana en un paisaje lunar. La película, si no se entiende, puede exasperar al más pintado; para mí es una obra mayor, pero algunos críticos es que son muy pesaditos ya...

Mister Lombreeze dijo...

Gran película ¿neorrealista?, no sé yo. A mí siempre me pareció que su titulo debería haber sido Alicia en el País del Neorrealismo.

... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!