sábado, 8 de noviembre de 2014

Pasos en el vacío



La discusión sobre IVANOVO DETSTVO (LA INFANCIA DE IVÁN) es, paradójicamente, la misma que lleva manteniéndose desde hace décadas sobre KAPÒ (y yo añadiría, sobre todo, LA DELGADA LÍNEA ROJA). Sin extendernos demasiado, el discutible regocijo que un autor (o creador de imágenes sin más) puede encontrar revolcándose en la miseria y sufrimiento extremos de la guerra y sus terribles consecuencias. Ética y estética entre un millón de razones que a mi entender no deberían molestar si realmente existe una intencionalidad reconocible y consciente; porque no es lo mismo el artista que juega a ser autor de sus ideas y el autor que es artífice de cada uno de sus propios mecanismos. Se trata de una difícil disquisición, pero me atrevo a decir que Tarkovski no tiene mucho que ver con el conductismo iletrado de Pontecorvo ni los masajes new age de Malick; es más: todo el film debe ser considerado como una suicida mise en abyme, tan sutilmente engarzada, que es imposible discernir qué tipo de narración salta ante nuestros ojos. Apenas hemos entrado en la terrible peripecia de un niño de doce años que ha perdido "la infancia" del título, y que es una especie de leyenda en el Frente Oriental por su astucia y audacia, el mismo concepto del film da un giro inesperado y nos traslada a otra cosa, casi otro film. Por un momento, instigado y antitético, quien nos ha sido presentado como centro motor de la historia, el propio Iván, desaparece de la misma; los soldados pasan de ser observadores extrañados a nuevos elementos sobre los que empezar otros diálogos y reflexiones. Finalmente, Iván reaparece reconvertido, o quizá ya destruido, enterrado bajo el peso del horror ante el que debe sobreponerse; quizá muerto, quién sabe. Un fantasma condenado a recordar eternamente un escaso momento de felicidad junto a su madre. La dificultad de conciliar y condensar tantos y tan diversos motivos, lograr que el relato no llegue a centrifugar hacia el absurdo, es lo que hace de este film una obra extraordinaria y visionaria, tanto para la futura obra de un cineasta que apenas daba sus primeros pasos, como para la historia misma del cine.
Saludos.

2 comentarios:

David dijo...

Peliculón. La revisé hace nada y vale, pierde el "impacto" que me causó en sus dos primeros visionados, pero se mantiene perfectamente.
La estética está aquí al servicio perfecto de la ética. Estupenda tanto en forma como en contendio.

dvd dijo...

Es una maravilla de película. Hasta el momento no he encontrado un solo ser humano que sea capaz de afirmar lo contrario con argumentos...

... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!