domingo, 20 de diciembre de 2020

Rincón del freak #435: Un campo en Texas


 

Parece difícil que una película de 75 minutos se haga más larga que una meada cuesta abajo, pero así es la percepción del tiempo. Algo así es lo que intenta poner en imágenes Karen Skloss en THE HONOR FARM, enésima aproximación, por el lado mojigato, a la típica "noche de setas", esta vez rociado de más milindrismo aún si cabe, con esas horrorosas fiestas de graduación en las que adolescentes van borrachos en limusina, mientras ellas guardan los condones en el escote de su vestido de princesita Disney. Como si la hubiera montado un tipo puesto de aguardiente, pasamos sin solución de continuidad de la fiestecita a la muchacha en cuestión largándose con su amiga, porque el novio le ha potado mientras la manoseaba, cargándose la magia del momento. En sólo un par de minutos, las lagrimillas son enjugadas junto a otro grupo (más indie, por supuesto) que les pone setas y birras, lo que ambas acceden a tomar gustosamente, porque en Texas socializar es la costumbre. Se ponen hasta el mocho, se van a un pabellón abandonado, y cuando todo parece encaminarse al slasher, nada de eso, tan sólo un continuo deambular y poner ojos raros y soltar frases coelhianas. Justo hasta que aparece el dentista de la chica con polo rosa y corderito de Norit, lo que podría haber dado un giro interesante si hubiesen optado por escribir en lugar de garrapatear...
Una tontería que se ve y se olvida, como un mal colocón.
Saludos.

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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!