sábado, 7 de abril de 2018

Ruido, furia, sandeces y arrebatos



Paul Schrader está acabado. Paul Schrader es un genio. Paul Schrader está de vuelta. Paul Schrader no sabe hacer películas fuera de un género, pero sus películas no tienen género. Las películas de Paul Schrader son como pensamientos zombificados durante muchos años, anquilosados en una mente enferma, que un día, sin previo aviso, pugnan por salir, sin importarle demasiado los daños colaterales. Algo de eso hay en DOG EAT DOG, una película que crees haber visto cientos de veces, para seguidamente darte cuenta de que no has visto nada igual en toda tu vida. Una película que termina como realmente debería haber comenzado, que indaga en una idea con profundidad y compromiso y en pocos segundos lo tira todo por la borda y sigue por otro camino completamente impredecible. Un film negro, traumatizado, indigesto, casi una obra maestra que quiere ser como las películas malas dirigidas por patanes que van directamente a video, y eso sólo puede pretenderlo un genio. Los genios no son como las personas normales, no piensan igual y por tanto no actúan igual, por lo que sus actos son a menudo confundidos con irresponsabilidades; y quizá sea así, quizá Paul Schrader se divierta gastando dinero en hacer películas que ni siquiera él comprende si deberían ser hechas. Pero la respuesta va implícita en la pregunta, porque el cine, la vida, no serían tan divertidos ni estimulantes sin genios como Paul Schrader... ¿Que de qué va la película?... Pues, bueno, yo diría que va de tres zumbados que creen poder dar un golpe y ganar mucha pasta. Uno es un sociópata que adora a las mujeres gordas, otro es un resentido crónico sin sentido del humor, y el otro cree ser la reencarnación rediviva de Humphrey Bogart. Respecto a esto, no se pierdan los últimos quince minutos del film, sobre todo si son fans del viejo Bogey...
Imaginen un cruce entre RESERVOIR DOGS, EL HALCÓN MALTÉS y CARRETERA PERDIDA... No digo más.
Saludos.

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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!