domingo, 4 de marzo de 2018

Rincón del freak #303: Asincronía espasmódica y desbastes lisérgicos en un polvoriento rincón de El Paso



El Santo Grial del frikismo cinéfilo consiste en la compulsiva obsesión por encontrar, de una vez por todas, la peor película de todas las existentes, la madre de todas las desgracias fílmicas y la piedra Rosetta de cómo no hacer una filmación. Tal y como la leyende artúrica nos viene a decir, quizá el Grial no exista más que en la imaginación de quien idealiza algo hasta terminar por deformarlo y hacerlo ingresar en la neblina de lo dudosamente legendario. MANOS: THE HANDS OF FATE es un artilugio tan sumamente cutre y deleznable, que ni siquiera llega a la categoría de mala película. De hecho, ni siquiera creo que llegue a la categoría de película...
Cuenta la leyenda que el proyecto nació de una apuesta entre un cineasta y un comerciante de fertilizantes... y terminó como director el último. La apuesta consistía en hacer una película con el mínimo dinero posible. Vista hoy, a mí me parece que se pasaron de presupuesto... La apasionante trama empezaba con un tipo (el propio "director"), su mujer, su hija y un caniche negro que viajan en un descapotable, y aunque la niña diga que tiene frío el padre prefiere tener la capota quitada. Entonces llegan a un... no sé, un sitio, aunque antes les paró un oficial de policía que por motivos de presupuesto llevaba un sombrero de los chinos. También sale una pareja morreándose, varias veces en el metraje, pero es intrascendente, como todo lo demás. El personaje estrella es el guardián del "sitio", un tipo que gesticula como si tuviera síndrome de abstinencia y también viste como tal. Luego sale un tipo con bigote y Doberman, pero que más que miedo transmite algo de ternura involuntaria, como esos funcionarios de Hacienda que pretenden sonar rudos. Hay unas mujeres vestidas de tul blanco que simulan tener peleas en el suelo y otras cosas que es mejor no mencionar por lo sonrojante.
En fin, un disparate que fue filmado casi sin iluminación artificial, con una 16 mm. antediluviana, que apenas podía grabar medio segundo seguido, y con un doblaje (efectivamente, no había equipo de sonido) que ríete tú de los desmanes bollywoodenses...
Búsquenla, si de verdad quieren experimentar en primera persona el genuino sabor de la chorrimanguera o la batamanta, esta es su película... Y ya creo que la he llamado película demasiadas veces...
Saludos.

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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!